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¿Quién sobrevive mejor?

  • Oliver Molar Cruz
  • 17 ago 2016
  • 2 Min. de lectura

El tiempo es un elemento tan invaluable que ni con todo el dinero del mundo puedes comprar un segundo más de vida; sin embargo, es el tiempo, precisamente,lo único que el ser humano puede ofrecer dentro de esta sociedad de consumo, de acuerdo con su sentido de supervivencia. Desde esta perspectiva: ¿cuál es la realidad del ser humano?, y ¿quién sobrevive mejor?

Se trata de un problema social y económico, encabezado por la mercadotecnia y los medios de comunicación masivos, quienes descubrieron que la clave del poder se basa en el consumo enfocado al ideal de crecimiento que todo ser humano posee. A partir de la Revolución Industrial, la mercadotecnia juega un papel vital en el desarrollo económico, encargada de poner al alcance de casi cualquiera los “lujos” que se creía que sólo la aristocracia podría gozar.


El éxito de esta filosofía de consumismo se logró a partir de aparentar una igualdad social, pero la clave está en la desigualdad económica. ¿Es posible hablar de una igualdad económica?, aquí es entonces cuando los medios ponen a prueba la supervivencia del ser humano y los obligan a entrar en un estilo de vida competitivo basado en “¿Quién es el mejor?”, en la que los jueces son las empresas y el premio es poder venderles tu tiempo a cambio de satisfacer tus necesidades básicas fisiológicas (Pirámide de Maslow ,A Theory of Human Motivation, 1943)

¿Qué tan ético es el planteamiento de consumir para sobrevivir? El filósofo Zygmun Bauman, en su libro “Vida de consumo” habla acerca de que el consumismo es una forma de adornarse para demostrar superioridad y de esta manera encabezar la competencia sobre“quién sobrevive mejor”. Sin embargo, el utópico planteamiento de igualdad social propuesto por el consumismo, basado en una realidad de igualdad económica inexistente, ha puesto un obstáculo a un gran sector de la sociedad que debido a la evidente desigualdad económica (pobreza) son quienes sobreviven en las peores condiciones.


¿Qué pasa con ellos? Si este estilo de vida al que fueron obligados a pertenecer no aboga por ellos, ¿quién lo hace? Lamentablemente el consumismo fue creado y defendido por quienes lideran la sociedad, pensando en primer lugar en un bien individual antes de un bien común, desatando polémicas que refutan este comportamiento que no deja de ser tan humano como comer.


La Declaración de los Derechos Humanos comenzó a ser algo tan subjetivo y el consumismo algo tan planeado, que ambos parecen estar tan en contra como lo pueden estar a favor. A fin de cuentas, este estilo de vida le dá un lugar a todos: a los “ricos” como consumistas enfocados en esta competencia por sobrevivir en un mundo laboral que ofrece más consumo; y a los “pobres”, a quienes ofrece una forma “digna” de ganarse la vida como fabricantes de productos que más tarde ellos mismos consumirán. Todo siempre dirigido hacia el ideal de mejorar, según el principio de “¿Qué lujos te permitirás comprar el día de hoy?”, por supuesto entendiendo esto desde una perspectiva muy superficial. Es así como llegamos a la actualidad,viviendo en un sistema moralmente deficiente, pero tan sostenible que parece no tener un fin.

Fotografía de Andreas Gursky


 
 
 

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